El 29 de noviembre de 2016, Radio Mitre cursó una medida cautelar a Radio Cut (expediente 8176/2016 en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Federal Número 10 de la Ciudad de Buenos Aires). En la medida, lo intima a bajar de su web todo contenido relacionado con la emisora del Grupo Clarín.
Radio Cut es un sitio que pone a disposición la programación ya emitida de todas las emisoras de la Argentina. El usuario puede buscar, escuchar y descargar cortes de contenidos emitidos en las radios. Concretamente, la medida le pide “el cese del uso no autorizado de la marca registrada Radio Mitre de su titularidad y de los contenidos difundidos por dicha emisora”.
Resulta extraño que un medio como Radio Mitre no comprenda los nuevos tiempos. Es de una necedad digna de los más desinformados pretender controlar y detener la cultura, más en tiempos de redes y circulación masiva de contenidos en Internet, donde compartir —por suerte— se vuelve la regla. Radio Mitre no entiende que le conviene estar presente en una plataforma como Radio Cut, que es ejemplar en la adaptación de la radio a los nuevos tiempos y que le ofrece multiplicación de sus contenidos, posibilidad de reescucha, y publicidad a la emisora, y hasta multiplicación y perdurabilidad en la cantidad de oídos a los que llegan sus tandas publicitarias.
Es de una gran necedad pretender controlar y detener la cultura, más en tiempos de redes y circulación masiva de contenidos en Internet, donde compartir se vuelve la regla.
Por otra parte, Radio Mitre se cree dueña de la voluntad de sus trabajadores y de los sonidos de sus voces. La empresa impide a un sitio como Radio Cut que sus contenidos figuren allí, sin preguntarle al productor que obtuvo la información y a la periodista que la narró si están de acuerdo con esta decisión que la marca hace por sobre contenidos no producidos por la empresa como entelequia, sino por personas de carne y hueso. Radio Mitre pretende que se proteja su decisión sobre contenidos sobre los cuales no debería tener poder de decisión, si respetamos la propia lógica con la cual se maneja este medio al emitir este absurdo pedido.
Algunos podrán criticar que Radio Cut haga un uso comercial de contenidos de las emisoras. Pero esto es relativo: primero, porque todos los contenidos son recuperables de forma gratuita; segundo porque en ningún momento deja de haber reconocimiento de cada emisora y su programación: Radio Cut no dice que son contenidos de Radio Cut; tercero porque si bien existe una suscripción paga en Radio Cut, es solo para servicios específicos, y lo que allí se está pagando no es el contenido sino el trabajo y el desarrollo de la plataforma Radio Cut para aquellos que necesiten un servicio más que el de la escucha de programas emitidos.
Como si esto fuera poco, Radio Cut afirma en su comunicado que “esta medida ocurre en el mismo momento en que estamos diseñando un acuerdo de revenue-sharing, que permita a las radios ser partícipes de los ingresos que percibe la plataforma”.
La medida es grave porque sienta un precedente. La justicia se toma atribuciones que no le corresponden, como limitar a redes sociales y el territorio de Internet. Tampoco explica con argumentos concretos el por qué de la decisión.
Por otra parte, como afirma también Radio Cut, no está en ellos mantener una emisora en su sitio contra su voluntad. No era necesario ir a un juzgado para pedirlo. Pero parece que este tipo de medios sienten que todo el tiempo están en guerra y que cada segundo puede perderse un centavo. En ese devenir, a veces incumplen reglas, a veces faltan a la ética, y muchas veces cometen errores que van a contramano con la realidad e incluso con los propios planes comerciales de una firma. Está comprobado que cuanta más difusión tengan los contenidos, mayores repercusiones comerciales positivas tienen sus autores o quienes dicen ser dueños de los derechos de todo lo que se produzca dentro de sus cuatro paredes.
Colaboración en la redacción: Braian Vega