Los desiertos verdes y la furia del fuego
A fines del mes de junio de 2017 se produjo un incendio de gran magnitud en la región de Pedrogão Grande, a 200 kilómetros al noreste de Lisboa, que rápidamente se extendió a los municipios vecinos y causó más de 60 muertos. La tragedia portuguesa puso en escena la discusión de un problema ambiental del que poco se habla: el reemplazo de la vegetación nativa por plantaciones forestales de especies exóticas y sus consecuencias socio-ambientales.
El monte portugués fue transformado en un monocultivo de eucaliptus, especie de crecimiento rápido y rotación corta, que consume toda el agua disponible, acidifica el terreno y lo hace increíblemente inflamable. Es una especie pirófita, amiga del fuego. Cuando se incendia el bosque, conduce las llamas por la superficie pero sobrevive en la raíz, y aprovecha la catástrofe para luego colonizar el área (1).
Las plantaciones de ecualiptus son conocidas como “desiertos verdes”, dado que la convivencia con otras especies vegetales o animales es sumamente difícil. Las hojas caídas de esta especie inhiben el desarrollo de microorganismos en los suelos, así como también impiden el crecimiento de hierbas, perjudicando el desarrollo de las semillas de otras especies. Como consecuencia, en estos “bosques” hay menos invertebrados, menos hongos y menos hierbas (2).
Las plantaciones de ecualiptus son conocidas como “desiertos verdes”, dado que la convivencia con otras especies vegetales o animales es sumamente difícil.
A principios de 2017, Chile también sufrió un incendio forestal de magnitudes catastróficas que devastó más de 500 mil hectáreas y afectó a más de 3000 personas. Destruyó más de mil viviendas y dejó 11 personas fallecidas (15). Chile mantiene una ley conocida como de “fomento forestal” que data desde la dictadura; Decreto Ley 701 del año 1974, por el cual se establece que el estado chileno subsidia a las plantaciones de monocultivos de Pinos y Eucaliptos (15).
Las plantaciones artificiales reemplazan la vegetación nativa y esto produce cambios profundos en el ecosistema. Según explica João Camargo, técnico de la Liga para la Protección de la Naturaleza portuguesa, el eucalipto crece rápidamente porque metaboliza con facilidad los nutrientes del suelo, absorbe más agua y la utiliza de forma más eficiente para extraer del suelo su riqueza. Después es cortado y se lleva esa riqueza consigo (3).
La forestación con especies exóticas en Argentina
Pionera en el fomento de la industria forestal, bq). la provincia de Misiones cuenta con más de 370.000 ha de plantaciones exóticas de pino (82.81 %), eucaliptus (6.89 %) y otras especies foráneas. En la provincia operan más de 900 establecimientos dedicados a procesar la madera para diversos fines: actividades celulósicas, aserraderos, laminadoras, carpinterías, producción de envases, fábrica de muebles, etc. (6).
La población misionera tradicionalmente se dedicó a la actividad agropecuaria familiar, produciendo yerba mate, té y tabaco. El cambio radical se produjo a fines de los años 90, cuando se aprobó la Ley 25.080, llamada de “Inversiones para bosques cultivados”. Los beneficios que otorgó esta ley a las empresas forestales fueron el subsidio de toda la línea productiva, la exención de impuestos inmobiliarios por las tierras sembradas y del pago de ingresos brutos, la devolución del IVA y la amortización del impuesto a las ganancias, “estabilidad fiscal” por 30 años – lo cual significa que no se les podrá aumentar la carga tributaria -, y además, reciben un subsidio denominado como “apoyo económico no reintegrable”, lo que en síntesis significa que el Estado cubre los costos de implantación del negocio. Esta ley vencía en enero de 2009, pero fue prorrogada a otros diez años por el Congreso Nacional, en noviembre de 2008 (13).
En Misiones funcionan tres pasteras: Alto Paraná, Celulosa Puerto Piray y Papel Misionero. Todas son igualmente cuestionadas por su afectación al medio ambiente, su desprecio de las condiciones laborales y el desalojo de campesinos e indígenas.(13)
la provincia de Misiones cuenta con más de 370.000 ha de plantaciones exóticas de pino (82.81 %), eucaliptus (6.89 %) y otras especies foráneas.
Resistencia misionera
De las 36 mil hectáreas que conforman el municipio de Puerto Piray, 22.500 hectáreas son propiedad de Alto Paraná S.A. Según estimaciones, cada ha forestada insume tres litros de agrotóxicos por año. Eso significa que, sólo en este pueblo, se rocían cerca de 70 mil litros de agrotóxicos cada año. De acuerdo con los propios pobladores, en esta zona se registran elevados índices de malformaciones congénitas, abortos espontáneos, cáncer y otras enfermedades derivadas del uso de químicos en estas plantaciones. Por otro lado, denuncian que desde Salud Pública se ignora el problema, que no existen estadísticas serias y que no se reportan los casos de enfermedades o muertes vinculadas con los agrotóxicos. Tampoco se realizan los estudios ambientales que deberían analizar las posibles consecuencias y afectaciones que produce la planta de celulosa y las miles de hectáreas forestadas con especies foráneas (12).
En el año 2006, doscientas familias de la zona conformaron la organización Productores Independientes de Piray (PIP), con el objetivo de luchar por la expropiación de tierras a Alto Paraná y lograr obtener territorios para producir sus alimentos. Además, desde ese momento denunciaron los efectos sobre la salud de las fumigaciones en gran escala que la transnacional realiza a pocos metros de sus viviendas. (12) Los pobladores organizados recibieron amenazas y violencia de parte de la policía y gendarmería, a quienes acusaron de trabajar en favor de la empresa:
“Sufrimos persecuciones constantes, ya que Alto Paraná quiere apoderarse de más tierra para seguir plantando su pino. Ellos manejan a la Gendarmería y la Policía, para desalojarnos con violencia. Se dieron muchos casos en que las fuerzas vinieron a atacarnos a pesar de estar con nuestras mujeres y nuestros niños” (13).
A fines del año 2011 y principios del 2012, Alto Paraná cosechó una parte de los pinos que rodean el barrio Unión y Santa Teresa. En ese momento, los miembros del PIP decidieron presionar y exigir que retiren las plantaciones al menos a 1.000 metros de las casas. Al no obtener respuesta del Gobierno ni de la empresa decidieron cortar la ruta, Alto Paraná los denunció por “usurpación” y entonces llegó la Policía a reprimirlos (13).
El conflicto prosiguió con idas y venidas, mientras el Estado no respondía y la empresa no acataba los acuerdos. En julio de 2014, finalmente, se acordó el inicio de la mensura de las 600 hectáreas que serían cedidas a productores de Puerto Piray para la producción de sus alimentos, la cría de animales de granja y el desarrollo de emprendimientos productivos. Las tierras con las que se inició el proceso comprenden a los barrios Santa Teresa, Unión y Cruces de Puerto Piray, que fueran propiedad del grupo chileno Arauco, dueños de Alto Paraná (14). Al día de hoy, esas tierras no han sido entregadas a los pobladores (16).
En Corrientes el pino está invadiendo la reserva del Iberá.
Corrientes, con casi 450 mil hectáreas de plantaciones exóticas, es la provincia argentina con mayor superficie de bosques implantados. De las 8.000.000 de toneladas de madera que produce anualmente, solo el 20 % se industrializa en la provincia, el resto se comercializa como materia prima a las provincias de Misiones y Entre Ríos. En el año 2010, Corrientes presentó pedidos de planes forestales por 50.000 has para aumentar la superficie cultivada y se estima que aumenten la producción aún más en los próximos años (7).
A través de la corporación Harvard Management Company (HMC), la Universidad de Harvard (EEUU) es propietaria de 87.000 hectáreas en la provincia que son utilizadas para plantaciones de pinos y eucaliptus. Estas tierras son gestionadas por las sociedades anónimas Empresas Verdes Argentinas S.A. (EVASA) y Las Misiones S.A. (8)
La mitad de la superficie plantada que posee HMC en Corrientes se encuentra dentro de la Reserva Provincial Iberá, lo cual afecta gravemente a los ecosistemas de esteros, bañados y lagunas. Según revelaron WWF y Birdlife, se han plantado millones de árboles en humedales, sabanas y pastizales de alto valor para la conservación, reemplazándolos por un monocultivo de pinos, donde no crece otra cosa. Estas ONG denunciaron que incluso los técnicos de HMC recomendaron que retiraran los pinos y dejaran de plantar, pero no fueron escuchados y se siguen afectando gravemente zonas donde, por ejemplo, se dan especies nativas en estado de conservación muy vulnerable, como la palmera enana (Butia Paraguayensis) (8).
La mitad de la superficie plantada que posee HMC en Corrientes se encuentra dentro de la Reserva Provincial Iberá, lo cual afecta gravemente a los ecosistemas de esteros, bañados y lagunas.
Adrian Obregón, referente campesino del paraje Montaña, en los esteros del Iberá, expresó que “en la Laguna Ipacarapá, que forma parte de nuestro territorio ancestral y en cuya margen estaba la casa de mi abuelo, hoy está todo forestado, encontrando pinos hasta en el agua. Solo queda un pequeño monte nativo al cual no tenemos acceso sin ‘intrusar’ propiedad privada. La empresa Las Misiones S. A. es propietaria de un tercio de la laguna”(8).
Ante esta situación, los campesinos, trabajadores y ecologistas de la zona se organizaron desde el año 2013 para reclamar a Harvard el freno a la expansión de las plantaciones hasta tanto se realice un verdadero estudio de impacto ambiental de la actividad y se establezca un área de amortiguación entre sus plantaciones y los pequeños productores y campesinos (8).
Aún no han tenido ninguna respuesta. “El pino es peor que la soja. Sirve para dos o tres cortes nomás y después queda la base de los árboles, los estocones, totalmente contaminados y el suelo ya no se recupera. Un desierto” afirma Cristian Pires, del grupo de jóvenes ecologistas Ysyry, y agrega: “Además de los esteros, lagunas y humedales ya secados, las napas que estaban a 7 metros de profundidad, ahora deben buscarse a 24 metros” (17)
La certificación ambiental del monocultivo avala la violación de derechos
De acuerdo con los afectados por las plantaciones de pino en Corrientes, el monocultivo de estas especies exóticas es constitutivamente insustentable, y además, denuncian que el sello FSC resulta una farsa que avala la impunidad de las violaciones de sus derechos y significa la certificación de las injusticias sociales, ambientales y culturales (4). Desde hace un buen tiempo, el WRM (World Rainforest Movement – Movimiento Mundial por los Bosques) y Amigos de la Tierra Internacional, junto con otras organizaciones y movimientos sociales, vienen denunciando “el nefasto papel de la certificación de modelos productivos que son intrínsecamente insustentables y demostrados perjudiciales, tanto para el ambiente como para las comunidades, como es el caso de los monocultivos de árboles y el sello FSC (Forest Stewardship Council)” (4).
Y con respecto a los mecanismos de diálogo previstos por el sistema de certificación FSC, afirman que en realidad son totalmente inexistentes en Corrientes. Los vecinos jamás fueron convocados a ninguna reunión con la empresa, ni personalmente ni por los medios de comunicación disponibles (8).
La ciencia y el progreso empresarial
Según Carolina Trentini, quien estudia el efecto de las plantaciones forestales y es miembro del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UnaM), las plantaciones que se producen con destino a la industria papelera son las que más impactan en los ecosistemas ya que, según sus análisis “el problema con este tipo de manejo intensivo es que el espacio debajo de los pinos (sotobosque) recibe muy poca luz del sol y esto afecta el crecimiento y el establecimiento de especies vegetales nativas. A eso se suma que estos manejos generan condiciones de acidez más elevada que aquellos con de plantaciones destinadas a madera, que presentan valores equivalentes al bosque nativo. Estos resultados sugieren que el incremento de la vegetación estaría regulando el pH. Todos estos factores generan condiciones extremas para el ecosistema”(9). Este manejo, de mayor intensidad, es el más extendido en Misiones.
En el otro tipo de manejo, el que se utiliza en plantaciones destinadas a la producción de madera, el 50 por ciento de los árboles que se plantan se cortan a los siete años, a fin de que los que quedan puedan alcanzar un mayor tamaño y optimizar su rendimiento. El proceso se repite a los 12 y 15 años. “Este manejo complejiza la estructura del sotobosque y diversifica la vegetación nativa y en consecuencia, aumentan los hábitats y el alimento para la fauna silvestre. Esto es fundamental si tenemos en cuenta que se trata de un lugar con muchas especies endémicas y nativas”, señala Trentini (9).
Sobre el manejo sostenible de los bosques implantados, la investigadora refirió que “Si bien con la aprobación de la Ley 26.331 en 2007 se establece el manejo sostenible de los bosques nativos, en la práctica vemos que la región de la Selva Misionera sigue siendo afectada de alguna u otra manera. Teniendo en cuenta que estamos trabajando en la zona que alberga la mayor biodiversidad del país, es importante que se genere un compromiso tanto por parte de las empresas como de los organismos del estado encargados de los controles” (9).
Por eso, a diferencia de los pobladores correntinos, estos científicos opinan que las certificaciones como la de Forest Stewardship Council (FSC), garantizarían que se gestionen de buena manera las plantaciones, lo que implicaría que se tenga especial consideración al raleo como variable o requisito para certificar los productos provenientes de estos manejos y no de aquellos intensivos e incompatibles con la conservación.
Pero la implantación industrial de árboles exóticos tiene como fin, casi en su totalidad, las fábricas de celulosa y los aserraderos. “En 2007 se exportó por mil millones de dólares”, detalla el vocero de la Asociación Forestal Argentina (AFOA), Jorge Barros. Agrega que el país cuenta con 1,2 millón de hectáreas de monocultivo forestal, de las cuales la mitad fue sembrada en la última década, al abrigo de la ley 25.080. El objetivo entonces era llegar a 2017 con una superficie plantada de unas 3 millones de hectáreas.
Los “desiertos verdes” son como la soja, un monocultivo, con uso de agrotóxicos, desalojos de campesinos e indígenas y ganancia para pocos, así lo advierte Enso Ortt, técnico de la Subsecretaría de Agricultura Familia
Cuando fue consultado sobre los efectos sociales de la avanzada forestal, Barros aseveró que “En la Argentina no hay campesinos. La Argentina tiene pequeños productores, pero no campesinos. Y hay muy pocos indígenas. ¿Conflictos? Pudo existir alguno puntual, pero son la excepción”(10). Los hechos lo contradicen, según la Secretaría de Agricultura de la Nación, en la Argentina habitan 220 mil familias campesinas(10) y los datos del Encuentro Nacional de organizaciones territoriales de pueblos originarios en Argentina detallan 39 naciones orginarias que suman al menos 955 mil personas (18).
Los “desiertos verdes” son como la soja, un monocultivo, con uso de agrotóxicos, desalojos de campesinos e indígenas y ganancia para pocos, así lo advierte Enso Ortt, técnico de la Subsecretaría de Agricultura Familiar (13). p.
Referencias
(1) http://www.eldiario.es/internacional/culpables-devastador-fuego-Portugal_0_656184642.html
(2) https://ogajeironagavea.wordpress.com/2017/06/22/eucalyptus-globulus-ou-gasoline-tree-causa-do-ecocidio-galego-portugues/
(3) http://visao.sapo.pt/ambiente/opiniaoverde/joaocamargo/eucaliptugal-o-ecocidio-da-floresta-nacional=f752575
(4) http://www.diarionorte.com/99134/denuncian-que-el-monocultivo-de-pino-destruye-el-ambiente-del-ibera
(6) http://neamisionesforestal.blogspot.com.ar/p/informacion-tecnica.html
(7) http://neacorrientesforestal.blogspot.com.ar/p/informacion-tecnica.html
(8) http://wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin-wrm/seccion1/argentina-harvard-defiende-sus-monocultivos-forestales-a-ultranza/
(9) http://www.conicet.gov.ar/el-pino-que-tapa-el-bosque-estudian-el-impacto-de-plantaciones-y-proponen-manejos-sustentables/
(10) https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-128844-2009-07-26.html
(12) http://argentina.indymedia.org/news/2013/03/833086.php
(13) http://www.lavaca.org/mu57/el-desierto-verde-2/
(14) http://misionesonline.net/2016/07/14/la-provincia-comprara-las-primeras-166-hectareas-al-grupo-arauco-destinadas-a-productores-de-puerto-piray/