Charlamos con Íñigo Carrera, investigador independiente que encara el desarrollo del conocimiento científico como forma concreta necesaria de acción política de la clase obrera.

TS: ¿Cómo piensa y cómo entiende la democracia como forma de organización de la sociedad? ¿Cómo pensar la democracia burguesa y la tensión entre democracia y capitalismo ¿Son posibles reformas progresivas dentro de la misma?

JIC: Posiblemente mi explicación sobre esto sea bastante ininteligible, porque no es un tema fácil. Mi planteo buscará ser muy general, en todo caso. Cuando uno dice democracia, se imagina normas, políticas, etc., pero en realidad uno debería preguntarse qué son estas formas políticas. Se plantean, entonces, como dos campos. Por un lado las formas y relaciones políticas; por otro lado, están las formas y relaciones económicas, y ahí está o existe un vínculo entre ambas. Las preguntas que nos deberíamos hacer, son ¿qué son estas formas políticas?, ¿qué son estas formas económicas? ¿Cuál es el vínculo entre ambas?

La búsqueda de estas respuestas no es simple, y debemos irnos para atrás, hasta rastrear en el proceso de la forma de vida humana, que es un proceso de metabolismo social. Este se basa en el trabajo, y la conciencia es la forma que los diversos individuos poseen para ordenar su propio trabajo, el trabajo individual, que es a la vez, el órgano del trabajo social. Este proceso de metabolismo humano lleva, en si, las formas de desarrollar sus necesidades de reproducirse con una potencia cada vez más grande, que es la forma de desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social.

Entonces, nosotros estamos mirando un momento histórico determinado, que es el proceso de desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social, por lo tanto estamos mirando un momento determinado del desarrollo de la conciencia, es decir, de la forma en que se organiza este trabajo. Si nosotros miramos en el modo de Producción capitalista, lo que tenemos de inmediato es que es una sociedad de individuos que no están sujetos a relaciones de dependencia personal, que cuando uno lo busca asociar a esta pregunta sobre la democracia, aparece como una relación social que es propia de los individuos libres, que no existe fuera de la relación de individuos. Por lo tanto, lo primero que uno tiene es, que la democracia no es una forma natural de organizarse el proceso de vida social, sino que es una forma histórica; es una relación histórica que brota con los individuos libres, es decir, es propia de los individuos libres. Así es que se desarrollan estos individuos libres como condición general de participación en el proceso de metabolismo social con el desarrollo de la producción de mercancías, la cual sólo se desarrolla a través del modo de producción capitalista.

Por lo tanto la democracia es una forma de relación social propia del modo de producción capitalista, por lo cual preguntarse si es posible la democracia dentro del marco del modo de producción capitalista, es prácticamente una contradicción de los términos. Es una forma de relación social inherente al modo de producción capitalista. Entonces, cuando se nos presenta esto y buscamos entender la condición de individuo libre, lo que tenemos es que no se Está sujeto al dominio personal en cuanto al trabajo, porque se encuentra sujeto al dominio de la potencia social que tiene el producto del trabajo. Esa potencia genera la forma histórica concreta de mercancía, y más concreta aún del capital, que es la organización automática del proceso de metabolismo social que tiene por objeto inmediato producir más capacidad para organizar automáticamente la producción social.

Esto significa que los individuos son libres, bajo el modo de producción capitalista, porque están sometidos al dominio de las potencias sociales que tiene el producto de su trabajo. Y este sometimiento alcanza tanto al obrero (vendedor de fuerza de trabajo) como al capitalista. El obrero es un individuo libre que no está sujeto al dominio personal de nadie, pero que al mismo tiempo su libertad consiste en que está separado de las herramientas y de los medios de producción. Esto quiere decir que el proceso es automático, pues no puede controlar la puesta en marcha del proceso. El capitalista tiene la propiedad de esos medios de producción, y todo lo que puede hacer es personificar ese movimiento, pues el verdadero sujeto del movimiento es el propio capital en tanto proceso de vida social.

La conciencia libre que está subordinada a la capacidad de las potencias sociales de organizar el trabajo social, que está puesto como un atributo del trabajo social, implica que la conciencia libre es en realidad la forma que adopta la conciencia enajenada de la mercancía, y por lo tanto del capital. Por ello, la democracia es la forma que tiene la conciencia enajenada. Pensar en una democracia que esté libre de enajenación es una contradicción en los términos.

Ahora, cuando uno mira toda esta organización social de la vida, en donde se arranca de la producción de capital y el objeto es la producción de más capital a través de la producción de mercancías, cuando uno mira el carácter que tienen las relaciones que se establecen entre los poseedores de mercancías, no existe ninguna relación personal, sino que se establece una relación indirecta (con forma de relación directa) a través del intercambio de mercancía. Los poseedores de mercancías actúan como personificación de esas mercancías, actuando como conciencia y voluntad de sus mercancías, y esa relación directa a través de la cual se realiza la relación indirecta es el contrato de compra/venta.

La relación que hay entre comprador y vendedor es una relación antagónica, ya que cada uno personifica a su mercancía. Hay otra relación indirecta, que se manifiesta a través de la competencia que se establece ¿por qué mercancía se comprará? y ¿por qué mercancía se venderá? Esa competencia es también una relación antagónica. Por ello, todas las relaciones indirectas que se establecen en el modo de producción capitalista (que es la relación general que tiene la forma social) son relaciones antagónicas, que se realizan de modo directo entre las personificaciones, también de carácter antagónico.

Se plasma así la centralización del capital, en particular como una propiedad directamente social. Es en estas relaciones sociales de carácter antagónico dentro de la democracia (en particular la compra/venta de fuerza de trabajo) que tenemos a la clase obrera como posible portadora de la superación del modo de producción capitalista. Así, la principal relación antagónica es entre los obreros y los capitalistas. Esta relación no abarca sólo a las personificaciones, sino que los abarca en una relación de solidaridad como una forma de oposición de estos polos, como una competencia. La forma que toma esta competencia es de solidaridad en los polos frente a este antagonismo, y allí tenemos a la clase obrera y a los capitalistas como manifestación de la lucha de clases.

Así se resuelve el fluir de la acumulación del capital con la compra/venta de la fuerza de trabajo por su valor y con la forma más potente de centralización del capital como portadora del desarrollo de la plusvalía relativa. Como esto es una forma antagónica, resuelve la acumulación del capital, y al mismo tiempo traba la acumulación de capital, y necesita tener a la vez una forma concreta en la cual el carácter antagónico aparezca borrado, y se manifieste como una relación de solidaridad pura. También, se precisa que no aparente ser una relación entre personificaciones, y parezca una relación entre personas.

Entonces, la forma concreta que toma la lucha de clases es la relación de ciudadanía del Estado, que se presente esencialmente como una relación de solidaridad que se manifieste como el interés general (aunque el problema es que este interés general pueda ser leído o interpretado de muchas formas, como por ejemplo la pertenencia a un suelo o poseer una determinada sangre). Todas estas relaciones directas entre aparentes están mediadas por el Estado como representante del capital total de la sociedad: es el explotador de la clase obrera en las condiciones que corresponden a la reproducción del capital total de la sociedad.

¿Qué es este interés general que todos persiguen? ¿Cómo se interpreta?

Lo que uno tiene son estas relaciones indirectas, que es lo que se llama relaciones económicas, y la forma en que se relacionan de modo directo las personificaciones son las relaciones jurídicas, que cuando corresponden no a individuos, sino a diversos grados de universalidad, en particular de las diversas clases, se manifiestan como relaciones políticas. Como la relación de ciudadanía es la forma de la lucha de clases, entonces aparece como una relación de carácter político, donde está borrado que es una relación de personificaciones (y que se trata de relaciones antagónicas que tienen la forma de la solidaridad), porque el movimiento del capital total de la sociedad es, de todas formas, la condición para la reproducción de la clase obrera como tal. La clase obrera se reproduce en ese proceso. El capital no es externo a este proceso, sino que es la relación social de la clase obrera, es decir que formaliza su vida, su propio proceso de reproducción como tal.

El Estado reproduce la misma forma que tiene la relación mercantil: aparece como si fuera una existencia objetivada que es exterior a sus productores, y que tiene la potestad de dominar. Pero como la clase obrera es también un atributo del capital, como dice Marx “no sólo en el proceso de producción, sino en el proceso de producción individual fuera del proceso de producción, la clase obrera es un atributo del capital, en particular a través de la producción de plusvalía relativa“, lo que uno se encuentra es que esa relación de solidaridad no está impuesta externamente a la clase obrera (me refiero a la relación de ciudadanía), sino que es propia de la clase obrera, en solidaridad con la clase capitalista, porque el sujeto de este proceso de vida no es la clase capitalista ni la clase obrera, sino que es el capital con todos sus atributos.

Como esto es la forma en que la clase obrera reproduce su propia vida, la representación política del capital total de la sociedad es a través de la forma Estado; este Estado no precisa una existencia objetiva (es una relación social), es portado por individuos que lo van a personificar. Estos son quienes integran al Estado, que está formado por sujetos de la clase obrera como vendedores de su fuerza de trabajo. Pero acá, lo que nosotros vamos a mirar es algo que va más allá de que forme parte de esa relación social como vendedor de fuerza de trabajo al Estado. Lo que va a aparecer acá es, en relación al proceso de acumulación de capital, que la clase obrera organiza su vida enajenadamente y se convierte, en el proceso de desarrollo histórico, no sólo en el sujeto que va a tomar en sus manos la organización del movimiento del capital individual (el cual escapa a la organización de ese movimiento, la organización privada del trabajo social) con el desarrollo de la maquinaria en particular, con la necesidad de una conciencia científica que desarrolle esa organización. Esa organización va a pasar a manos de la clase obrera, no sólo en el proceso de centralización del capital, que es la expresión más aguda de la enajenación, porque el obrero ya no se enfrenta al capital como algo que es de una propiedad ajena a él, sino que es su propia propiedad, y sin embargo se lo enfrenta como una potencia social que sigue siendo ajena a él y que lo domina.

Entonces, sobre esta base, el movimiento del capital total de la sociedad, es decir la representación política de ese capital, puede descabezar también la acción política de la clase obrera. Y esto es la democracia. Porque la democracia es, sobre la base de que somos todos vendedores de mercancías y somos todos iguales, todos participamos en la organización del proceso de vida social sobre la base de que somos todos individuos abstractamente libres.

Llegado el momento, en el cual la acumulación del capital demanda que la clase obrera tome en sus manos, participe en menor o mayor medida (y según la fase de acumulación del capital) y esta constituya sus propios partidos políticos que puedan convertirse
en sus representantes (y por ende en gestores del capital total de la sociedad), lo que aparece es entonces el movimiento de carácter democrático.

La forma democrática es una necesidad del capital total de la sociedad, y me refiero a sociedad en un doble sentido. Primero, porque es la forma en la cual la fuerza de trabajo se vende por su valor, porque es a través de la lucha de clases, cuando el antagonismo toma una determinada forma, aparecen como que todos los individuos libres participan en la organización del proceso de vida social sobre la base de una apariencia de iguales por naturaleza. En los momentos en que la acumulación no puede tomar esa forma, donde la clase obrera ya no puede expresar el proceso de compra/venta de la fuerza de trabajo, ni puede expresar el proceso de centralización del capital, es cuando puede aparecer, en esta etapa de desarrollo histórico, lo que podemos llamar un gobierno no democrático. Por ejemplo, la estructura de un gobierno militar, que es cuando el propio aparato del Estado aparece imponiéndole a la clase obrera cómo se organiza la producción social.

(…) Recapitulando, en primer lugar la democracia es una forma de relación social propia del modo de producción capitalista. Es de una conciencia libre, que no se reconoce en su enajenación. Que es libre, porque está enajenada en el capital, pero que no puede reconocerse a si misma como enajenada. Entonces, le da a estas formas el curso que lleva a la superación del modo de producción capitalista.

Ahora, yo creo que hay otros aspectos que hay que mirar, y que tiene que ver cuando el capital es centralizado por la clase obrera, en el momento en que se haya abolido a la clase capitalista pero sigue existiendo el capital, que a mi entender es una etapa más plena en el desarrollo del modo de producción capitalista. Lo que va a aparecer históricamente ahí, es que la clase obrera, al ser un atributo del capital, sigue actuando enajenadamente, y entonces debe forzarse la enajenación, es decir que la clase obrera se fuerza a si misma para producir plusvalía y valorizar el capital.

Entonces, debe forzarse a si misma en el proceso de valorización del capital, y al observar la forma política de este proceso, está centralizado el capital (tanto individual como social), por lo tanto, la gestión administrativa del capital individual y la gestión política del capital total de la sociedad son la misma cosa, el capital le pertenece a la clase obrera, no hay diferencias entre las relaciones jurídicas privadas y relaciones políticas; es el partido de la clase obrera el que toma en sus manos la gestión política del capital total de la sociedad, la representación del Estado.