Los pueblos latinoamericanos decimos NO a los Tratados de Libre Comercio

¡Basta de privilegios para las empresas a costa de nuestros derechos!

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Las organizaciones y coaliciones de lucha contra los Tratados de Libre Comercio (TLC) abajo firmantes rechazamos el intento de los gobiernos de la Alianza del Pacífico y del Mercosur de unificar América Latina bajo el signo del libre comercio. La reunión de presidentes de ambos bloques planeada para este 7 de abril, significa avanzar en la agenda de libre comercio entre nuestros países, la cual nos traerá más hambre y pobreza. Hoy alzamos nuestra voz contra este intento de construir un “nuevo ALCA” que otorga privilegios a las corporaciones y quita derechos a nuestros pueblos.

Los TLC y sus efectos no son nuevos para los pueblos latinoamericanos. Nuestras organizaciones han sido parte de la lucha contra el ALCA y el libre comercio en el continente durante los últimos veinte años. Esta experiencia nos permite correr la cortina sobre el mito de los supuestos beneficios de la liberalización comercial. Las consecuencias atroces de la apertura indiscriminada son notorias en los países que ya avanzaron por este camino. En México, se ha pasado a depender del maíz importado de EEUU a partir del TLCAN; en Colombia, el TLC con Corea del Sur está destruyendo la industria de “línea blanca”; en Perú, el sector textil ha sido impactado negativamente por la apertura indiscriminada al entrar en vigencia el TLC con China; en Chile, el neoliberalismo ha tenido como vehículo la firma compulsiva de decenas de acuerdos de liberalización comercial. Estos TLC han significado la reprimarización y desindustrialización de nuestras economías, además de la destrucción masiva de la naturaleza. Estos son sólo algunos ejemplos que muestran que los beneficios del libre comercio no son para las mayorías, sino sólo para los grupos económicos más concentrados que se benefician de que nuestros países se transformen en plataformas de exportación.

Los gobiernos neoliberales de América Latina han tomado el dogma del libre comercio como una verdad revelada, sin siquiera mostrar estudios de impacto que puedan reflejar algún mínimo beneficio para las grandes mayorías. Se involucran en negociaciones secretas y a espaldas de las poblaciones pero no pueden justificar cuáles son los supuestos efectos positivos de tal liberalización. Por el contrario, la experiencia nos muestra que la libertad de comercio significa bajar los estándares laborales, sociales y medioambientales para ser “competitivos” y poder insertar a nuestros países en las cadenas globales de valor. Pero todo esto está en el plano del discurso y del deseo: la realidad muestra que el libre comercio es una carrera al precipicio, donde los que pierden son las grandes mayorías y la Madre Tierra.

Sabemos que los TLC no son meros acuerdos sobre aranceles, ya que incluyen además temáticas tan sensibles como la propiedad intelectual (patentes de medicamentos, semillas, software, etc.), los servicios (incluyendo salud y educación), las compras públicas, las telecomunicaciones, la agricultura, el comercio electrónico, las inversiones y también las cláusulas que otorgan la posibilidad a los inversores extranjeros de demandar a los países en centros arbitrales internacionales como el CIADI. Estas cláusulas aseguran los derechos de propiedad de los inversores extranjeros, mientras impactan negativamente sobre los aparatos económicos nacionales, especialmente sobre las pequeñas y medianas empresas, generando así aumento del desempleo.

Es por ello que hoy nos alzamos contra la agenda del libre comercio y los privilegios para las grandes corporaciones. Entendemos que estas políticas sólo plasman legalmente el poder de las empresas transnacionales, dejando de lado los derechos humanos y medioambientales. Por eso rechazamos la agenda de liberalización en todas sus formas: tanto los TLC como la agenda impuesta por la Organización Mundial de Comercio, que este año se reunirá en Buenos Aires para avanzar en la agenda corporativa, contraria a los pueblos.

Por ello, exigimos:

ü Frenar las negociaciones de Tratados de Libre Comercio y Tratados de Inversión entre los países de la región y con terceros países, como la Unión Europea o países asiáticos;

ü La realización de estudios de impacto de los efectos que el libre comercio ha tenido en los países de la región, analizando sus consecuencias laborales, sociales y medioambientales;

ü Llamar a un diálogo abierto, transparente y vinculante con las organizaciones sociales, sindicales y políticas de los bloques de la Alianza del Pacífico y el Mercosur;

ü Avanzar en otras formas de integración regional que no pasen por el libre comercio y la profundización de los privilegios de las grandes corporaciones.

¡No más TLC en la región!

Firman:

Argentina: Asamblea “Argentina mejor sin TLC

Brasil: Red Brasilera por la Integración de los Pueblos (REBRIP)

Chile: Plataforma “Chile mejor sin TPP

Colombia: Iniciativa “TLC al banquillo”

México: Convergencia “México mejor sin TPP

Paraguay: BASE-IS

Perú: Plataforma “Perú mejor sin TPP

Uruguay: REDES-Amigos de la Tierra